La oreja de Murdock

Es uno de esos libros mucho más grandes por dentro de lo que parecen por fuera: una novela que deja al lector completamente satisfecho. Esta road novel, ambientada en las praderas y bosques de Vermont, cuenta la historia del villano de la zona, Blackway, que ha convertido la vida de Lillian en un infierno. El novio de la joven ha huido preso del miedo, y las autoridades no parecen dispuestas a hacer gran cosa. Lillian busca entonces la ayuda de dos hombres: Lester Speed (un anciano rengo) y Nate (un joven ingenuo), dos paladines que forman un dueto de formidables imbéciles.
Con un endiablado sentido del ritmo y el diálogo, la trama avanza siguiendo las andanzas de los tres personajes. Poco a poco, se enturbiará toda la cuestión: la joven no parece tan inocente, sus acompañantes son auténticos ineptos, Blackway es el lobo feroz de la ecuación y...


Dice la portada "Si todas las novelas que se publican fuerna tan buenas como esta, los americanos leeríamos más. Una obra maestra" (Kirkus review) y yo digo que gracias a Dios (o a quien sea) que todas las demás novelas son mucho mejores que esta porque sino no habría nadie que leyera ni una sola línea. Unos diálogos monotonos, repetitivos, escritos para niños de cinco años, sin fluidez, repeticiones constantes para dejar claro el concepto (aunque a pesar de tanta repetición todavía no he entendido el sentido de la novela), personajes a cual más tonto y plano que se pasan el día sentados alrededor de una botella sin nada mejor que hacer que repetir las mismas tonterias...

Como habrá quedado claro, no me ha gustado nada

4 comentarios :

  1. pues descartado.

    de todas formas al ritmo que vas, si te soy sincera, ni aunque lo hubieras recomendado :-)

    no puedo seguirte!!

    el que yo leo es bueno.

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  2. Pues si no te ha gustado, dinero que me ahorro. Estoy terminando la trilogia de Stieg Larsson y bueno... lectura rápida.
    Saludos. Ciao genia. Feliz semana.

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  3. Pues me he acordao al respecto de aquellos libros que no nos gustan casi desde el principio, de algo que leí no sé dónde ni de quién, sobre lo que su autor@ llamaba los derechos del lector@. Entre ellos estaba el dejar la historia al mínimo de páginas que cada cual considerase adecuado; el NO terminar cada historia de forma obligatoria; el abrir el libro por la mitad o por sabe dios qué página y leer fragmentos para intuir ( o no) la naturaleza de los contenidos; o por puro y simple disfrute. Y es que hay historias tan inmortales que cada página por sí misma supone instantáneas dosis de felicidad. Otras, cierto es, deben ser leídas en su cronológico orden predeterminado por su autor@. Pero en cuanto que no hay autor sin lector, también nosotros podemos usar esa libertad de leer a antojo y propia personalidad. Los libros, ya lo decía Farenheit, eran fuente de libertad, por eso cada un@ de nosotr@s debiera poder elegir la formas o formas de lectura, según momento personal, trayectoria, rachas de la vida o a la simple inspiración del vuelo de una mosca sobre un cielo más o menos azul...
    Saluditos y expresiones

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